jueves, 4 de marzo de 2010

Había perdido a su gato

“The best thing you have had has gone away”

Había perdido a su gato. Un día, al volver de trabajar, ya no estaba. Él ni se había percatado de su ausencia hasta bien entrada la tarde, cuando se cruzó con la vieja foto de encima del televisor. Tenía mucho trabajo y lo había olvidado completamente. No obstante, la noticia le engendró una repentina sensación de intranquilidad y preocupación impropia de su carácter.
Siempre había escuchado que las cosas no se pierden sino que se dejan ir. A él nunca le había gustado esa frasecita, pero lo cierto era que no era la primera vez que algún amigo se la decía y quizá él lo había obligado a escapar, creándole la necesidad de huir que ya iba siendo común entre los que lo rodeaban. Él no se portaba mal, aunque tampoco bien, y la falta de atención produce más desesperanza que la ausencia o la agresión.
Con los años la soledad había pasado de ser una obligación y un suplicio a ser una necesidad, según él pensaba. Todos habían ido cayendo poco a poco, había ido soltándolos, y el último que le quedaba era su gato. En ningún tiempo había querido cuidar a nadie, de hecho nunca había querido cuidar un gato. Sin embargo, la sola ausencia de su gato lo había dejado verdaderamente solo y le había hecho sentir miedo.

De Hábitats de secano



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