jueves, 9 de julio de 2009

El tipo de las gafas Ray-ban.

Toda una vida de sexo, drogas y rock&roll. Al más puro estilo estrella del rock&roll, pero con trabajo en una vieja factoría y sin haber tocado nunca ni una sola nota en su vida.
Fue uno de los más claros ejemplos de que la movida ochentera existió en tierras murcianas. Por vivir vivió hasta la extensión del techno de los 90 e incluso consiguió sobrevivir al cambio de milenio. Todo ello con mucha elegancia y siempre sin un duro en el bolsillo. Era indudable su apariencia moderna ofrecida por esas gafas Ray-ban cuadradas, oscuras y de montura gruesa que además de marcar su estilo, lo definían y le permitían esconder sus ojos enrojecidos y aparentar no hacerse viejo.
Las escenas sexuales entre las bolsitas con polvos blancos habían sido algo común en su vida. Los amigos se contaban por decenas cuando el dinero daba para comprar algún gramo. La mesa de cristal de su piso de recibos impagados aparecía rallada de marcas blancas, alguna botella de whisky y un cenicero rebosante.
Al final, todas las chicas pasaron por su vida tan velozmente como entra una ralla de cocaína de la mesa de cristal al cerebro, y todos los amigos no llamaron tras haberse esfumado el humo del último cigarro de coca. El trabajo, además, estuvo años haciendo malabarismos para no caer hasta que la situación fue insostenible.

Pero el cuento tenía que acabar. Llego un momento en que dejo abandonar sus gafas que ya habían visto ya demasiado. El mundo que había pasado por sus lentes había quedado atrás junto con los personajes que habitaron en él. Le costó cambiar, el tipo se aferraba fuertemente a unos años que ya habían pasado, que no volverían, pero finalmente metió las gafas en la guantera y no las volvió a sacar.

Esas gafas Ray-ban, todavía con alguna "marca de guerra", ahora, marcan los rasgos sureños de este bicho de secano.

De Hábitats de secano

No hay comentarios:

Publicar un comentario