Me comentaba, como ejemplo, como para nuestras generaciones precedentes, un día de celebración ó la feria del pueblo, por ser días de fiesta escasos a lo largo de año, eran días realmente especiales y la ilusión y emoción que ellos ponían eran asimismo efectivamente especiales. Cabe preguntarse si esas sensaciones tienen cabida actualmente cada vez que salimos “de fiesta” y cómo cuando éstas llevan un tiempo sin producirse (tras el periodo de exámenes, cuando ha pasado gran tiempo sin ver a gente querida, etc.) se convierten en noches verdaderamente especiales.
No quiero decir con esto que haya que disfrutar menos de los días para conseguir días que podamos clasificar como especiales, ¡qué va!, yo soy el primero que intento seguir al pie de la letra el “hoy puede ser un gran día” de Serrat, simplemente me impresiona aquella antigua actitud en la que en ciertos días se entregaba todo y creo que deberíamos intentar sacar ese delirio cada vez que salimos de casa.
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De Hábitats de secano |
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